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15 de septiembre de 2012

Invasión, fase 2: el asentamiento de Tabetaira

Azatouka bershion:

Ayer llegó Tabetaira a Málaga, y para que no se perdiese por territorio desconocido, yo, Mapache obeso fui a buscarla al aeropuerto. El problema es que yo tampoco me conozco esta ciudad y he ido a la aventura. Y como soy una rácana, he decidido ir en transporte público. He tenido que coger dos guaguas. Sí, guaguas. Lo que lees, GUAGUAS.
Al llegar al aeropuerto, me fui directa al panel y vi que el vuelo se había retrasado media hora. Y, para colmo, yo había llegado media hora antes. Con el cabreo, fui a sentarme donde había más personas esperando. Pero el cabreo se me pasó rápido, ya que parecía más bien que me había ido a un universo paralelo y no a un aeropuerto.
Primero, se sentaron una señora mayor rusa y su nieta a mi lado. Escucharlas hablar me hizo un poco de gracia, porque no sé, estaba aburrida y no tenía nada mejor que hacer. Pero lo mejor vino después, cuando me dio por mirar a la señora y vi que se estaba sacando los mocos, pero con el dedo tan a presión en la nariz que creo que incluso llegó a tocarse el cerebro. Sumado a esto, había una señora que no paraba de correr detrás de su hija por todas partes. Eso no es raro, pero es que iba descalza todo el rato y ya tenía los pies to's negros.
Después de eso y mientras hacía tiempo mirando a la gente que llegaba al aeropuerto, pasó un chico con un gorro de paja, pantalón vaquero y cholas, si esto ya me hizo un poco de gracia, lo peor fue que cuando lo perdí de vista empecé a escuchar a alguien tocando la armónica. Sí, de repente y porque sí.
Finalmente, llegó el vuelo de Koala Hambriento, y yo me fui hacia el cristal que daba a las cintas donde hay que recoger el equipaje. En cuanto Idaira me vio allí, se acercó el cristal y empezamos a hacer el subnormal haciendo como que hablábamos por señas. Pero cuando intentamos hablar por señas de verdad, no nos entendíamos una mierda y la tía que estaba a mi lado se despollaba con nosotras.

Tabetaira bershion: 


Después de una semana de intenso entrenamiento en el que he almacenado reservas de grasas con un complemento alimenticio probado por la NASA (léase Nutella), por fin estoy lista para realizar mi misión. Ayer abandoné mi nave nodriza para partir hacia territorio hostil y malagueño.
Llegué al aeropuerto a las 13.00 p.m., por lo que me dio tiempo de almorzar en las cafeterías más caras del mundo (y no, no eran de lujo). Cuando estaba en el Sturbucks, me encontré con el Jefe de Operaciones de la Escuela de Japonés de Las Palmas, el Hombre Culto. Compartimos impresiones y hablamos de nuestros planes de dominación. Estuvimos especialmente de acuerdo en la necesidad de saber idiomas y de ver mundo para que la invasión fuera satisfactoria.
Luego embarqué en mi jet no privado con media hora de retraso, pues había algo que no furulaba en la nave aérea (y encima me dan miedo los aviones, así que me pasé el rato atenta a los ruidos sospechosos del aparato T.T). Por suerte, el vuelo se me hizo muy rápido, gracias a mi inseparable amigo que me llevo a todos los viajes: Harry Potter.
Aterricé en aeropuerto malagueño a las 6.00 p.m. y fui a recoger a mi maleta Daphne. Sí, se llama Daphne, como la de Scooby Doo porque ella siempre viste del mismo color que mi maleta. 

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